El mundo de las ceras naturales y sintéticas presenta una gran variedad. Entre las ceras derivadas de hidrocarburos, se encuentran las parafinas y las microcristalinas. Mientras que los cristales de las primeras presentan un tamaño relativamente grande, las microcristalinas, como su nombre lo indica, se caracterizan por la pequeñez de sus cristales. La estructura cristalina pequeña y fina de estas ceras les aporta una mayor flexibilidad en comparación con las parafinas.

Por otra parte, las ceras microcristalinas son, por lo general, más densas, viscosas, oscuras y pegajosas que las parafinas. Asimismo, su peso molecular es mayor, y su punto de fusión, más alto.

Propiedades y aplicaciones de las ceras microcristalinas

Su estructura molecular ramificada le brinda a la cera microcristalina una gran viscosidad y elasticidad. Además, al ser altamente cohesivas, tienen un gran poder de adhesión y resistencia al agua y el vapor de agua, lo que les confiere propiedades aislantes y protectoras.

La cera microcristalina es utilizada en numerosas aplicaciones, como la cosmética, la odontología y la industria, donde se desempeñan de manera excelente en laminados, recubrimientos y endurecimiento de materiales. También se las usa como protectoras de madera, metales, piedras y mármol, sobre los cuales forma una película delicada pero resistente y flexible.

¿Microcristalinas o parafinas?

Si bien en algunos casos resulta posible utilizar tanto parafinas como microcristalinas, estas últimas tienen un campo de uso específico relacionado con su mayor flexibilidad y menor fragilidad que las parafinas. Tienen también una mayor afinidad con los aceites, que quedan atrapados en su estructura y no pueden llegar a la superficie. Son muy apreciadas en la fabricación de insumos odontológicos, así como también de pulimentos para calzado, goma base y velas. En la industria cosmética son utilizadas en la fabricación de cremas, lociones, productos en barra y ceras depilatorias, como nuestra Micro 721 Bajo Punto Fusión.